La confianza bien sentida, produce una
gran paz en las personas. Para demostrar confianza o para percibirla, no basta
la buena fe, hay que sopesarla, estudiarla y acostumbrarse a practicarla, pues
es el sentimiento que se genera en nuestro interior, de poder creer en uno
mismo, en una persona o en una cosa. La confianza es un sentimiento
imprescindible y una hipótesis, sobre la propia conducta futura y la de otros.
10 situaciones para tener, desarrollar y fomentar responsablemente la virtud de la confianza
1. La confianza en la familia, recíprocamente ofrecida a, y por los hijos, cónyuge y familiares. Aceptando la unidad familiar, en la pluralidad de los hijos y de los cónyuges. Al ser la familia una unidad de destino de la sociedad, la mutua confianza se convierte en uno de sus principales soportes, para que ésta prospere en todos los aspectos religiosos, económicos y sociales.
2. La confianza en la economía propia, debe estar soportada con el control de los ingresos, gastos y ahorros, en función de los presupuestos y objetivos establecidos, teniendo en cuenta las posibles variantes externas locales, nacionales e internacionales.
3. La confianza en la esperanza, aumentando la confianza en Dios y haciendo humanamente lo que se pueda, pero sin olvidar “A Dios rogando pero con el mazo dando”. Valorar y congratularse de nuestras capacidades y posibilidades, pero afrontando los retos y riesgos con prudencia y sensatez.
4. La confianza en la salud física. Cuidando el cuerpo y la mente, que son el espejo del alma. Constatando las limitaciones propias, para saber ser realistas. Dejar de lado la tensión y el control continuo.
5. La confianza en la sociedad. Iniciar y mantener relaciones de calidad, donde la comunicación abierta, positiva y sincera sea una constante.
6. La confianza en las amistades, fomentando las que se pueda confiar e intimar, incluso dándoles una segunda oportunidad de confianza, pues nadie somos perfectos. A los amigos los elige uno, la familia Dios te la da.
7. La confianza en los negocios, principalmente entre extraños, deben hacerse soportados por la mutua desconfianza. Deben ser especificados, documentados, analizados, comparados y medidos en función de sus circunstancias, costos, riesgos, funcionamiento y resultados. Para eso están los contratos, las cartas de crédito, los avales y las inspecciones.
8. La confianza en los políticos y oficiales electos, no se les debe otorgar, mientras no demuestren fehacientemente, que cumplen con sus promesas en beneficio de sus votantes.
9. La confianza en uno mismo, no puede tenerse de forma ciega, tiene que estar sustentada en el conocimiento personal, pues permite mostrarnos tal como somos, sin tapujos ni máscaras o escudos, ya que permite recorrer los caminos de la vida, sin miedo. Mantenerse activos opinando, eligiendo, escogiendo, significándonos. Los que no tienen confianza en si mismo, posponen las decisiones importantes, dando largas a los asuntos difíciles, dejando regueros de cosas sin hacer, por lo que es muy difícil confiar en ellas. Dicen: No hagas hoy, lo que puedas hacer mañana.
10. La confianza espiritual, como valor religioso y humano, tenemos que aprender a confiar en Dios, porque es nuestra fortaleza, sustento de nuestros ideales, solución a nuestras inquietudes y antídoto contra nuestros males, miedos y dudas. Si depositamos toda nuestra confianza en Dios, nos sentiremos mucho mejor, sin olvidar que debemos obrar responsablemente, por amor al prójimo y por civismo. Pero es muy importante aprender y practicar la confianza en El.
10 situaciones para tener, desarrollar y fomentar responsablemente la virtud de la confianza
1. La confianza en la familia, recíprocamente ofrecida a, y por los hijos, cónyuge y familiares. Aceptando la unidad familiar, en la pluralidad de los hijos y de los cónyuges. Al ser la familia una unidad de destino de la sociedad, la mutua confianza se convierte en uno de sus principales soportes, para que ésta prospere en todos los aspectos religiosos, económicos y sociales.
2. La confianza en la economía propia, debe estar soportada con el control de los ingresos, gastos y ahorros, en función de los presupuestos y objetivos establecidos, teniendo en cuenta las posibles variantes externas locales, nacionales e internacionales.
3. La confianza en la esperanza, aumentando la confianza en Dios y haciendo humanamente lo que se pueda, pero sin olvidar “A Dios rogando pero con el mazo dando”. Valorar y congratularse de nuestras capacidades y posibilidades, pero afrontando los retos y riesgos con prudencia y sensatez.
4. La confianza en la salud física. Cuidando el cuerpo y la mente, que son el espejo del alma. Constatando las limitaciones propias, para saber ser realistas. Dejar de lado la tensión y el control continuo.
5. La confianza en la sociedad. Iniciar y mantener relaciones de calidad, donde la comunicación abierta, positiva y sincera sea una constante.
6. La confianza en las amistades, fomentando las que se pueda confiar e intimar, incluso dándoles una segunda oportunidad de confianza, pues nadie somos perfectos. A los amigos los elige uno, la familia Dios te la da.
7. La confianza en los negocios, principalmente entre extraños, deben hacerse soportados por la mutua desconfianza. Deben ser especificados, documentados, analizados, comparados y medidos en función de sus circunstancias, costos, riesgos, funcionamiento y resultados. Para eso están los contratos, las cartas de crédito, los avales y las inspecciones.
8. La confianza en los políticos y oficiales electos, no se les debe otorgar, mientras no demuestren fehacientemente, que cumplen con sus promesas en beneficio de sus votantes.
9. La confianza en uno mismo, no puede tenerse de forma ciega, tiene que estar sustentada en el conocimiento personal, pues permite mostrarnos tal como somos, sin tapujos ni máscaras o escudos, ya que permite recorrer los caminos de la vida, sin miedo. Mantenerse activos opinando, eligiendo, escogiendo, significándonos. Los que no tienen confianza en si mismo, posponen las decisiones importantes, dando largas a los asuntos difíciles, dejando regueros de cosas sin hacer, por lo que es muy difícil confiar en ellas. Dicen: No hagas hoy, lo que puedas hacer mañana.
10. La confianza espiritual, como valor religioso y humano, tenemos que aprender a confiar en Dios, porque es nuestra fortaleza, sustento de nuestros ideales, solución a nuestras inquietudes y antídoto contra nuestros males, miedos y dudas. Si depositamos toda nuestra confianza en Dios, nos sentiremos mucho mejor, sin olvidar que debemos obrar responsablemente, por amor al prójimo y por civismo. Pero es muy importante aprender y practicar la confianza en El.
¡¡¡ DIOS BENDIGA A TODAS Y TODOS !!!
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