La celebramos hoy en la Concatedral de Santa Ana, Chimaltenango. Todo el presbiterio de la Diócesis -alrededor de 75 sacerdotes- nos reunimos para renovar nuestras promesas sacerdotales. Un renovar la ilusión y la alegría de la entrega.
Un impulso para impregnar del buen olor de Cristo -cual crisma- nuestro ministerio. En su homilía, el Obispo invitó a mirar a Cristo y a un dejarse ver por Él.
Ser Pedro: a pesar de las debilidades y flaquezas, escogido por el Buen Pastor para identificarse con Él.
Seminaristas menores en el festejo del día