En su homilía invitó a todos a ser generosos con Dios. Recordó el momento en que entró al Menor: allá por el año 97, con doce años, ilusionado por una inquietud que Dios había puesto en su corazón.
Ilusión que fue madurando a largo de los cinco años que estuvo en esta casa, y luego en el Seminario Mayor.
Es uno de los presbíteros ordenados en diciembre, formado en la "cantera" de la Diócesis. Gracias P. Esequel, tu ejemplo nos sirve de aliento. A pesar de los sacrificios, limitaciones y desvelos, vale la pena esta labor, vale la pena el Menor!
"Cuna de mil vocaciones
¡el Menor de Solola!"
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