Con la intercesión del Beato Juan Pablo II, imploramos de Dios la Paz en Oriente. También queremos pedir, de manera especial, por la paz en nuestro país de Guatemala. Aquí vivimos una guerra constante y miles de personas sufren sus consecuencias.
Dios de infinita misericordia y
bondad,
con corazón agradecido te invocamos hoy en esta
tierra que en otros tiempos recorrió San Pablo.
Proclamó a las naciones la verdad
de que en
Cristo Dios reconcilió al mundo consigo.
Que tu voz resuene en el corazón de todos los hombres y mujeres,
cuando los llames a seguir el camino de reconciliación y paz,
y a ser misericordiosos como tú.
Señor, tú diriges palabras de paz a tu pueblo y a todos
los que se convierten a ti de corazón.
Te pedimos por los pueblos de Oriente Próximo.
Ayúdales a derribar las barreras de la hostilidad y de la división
y a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Señor, tú creas cielos nuevos y una tierra nueva.
Te encomendamos a los jóvenes de estas tierras.
En su corazón aspiran a un futuro más luminoso;
fortalece su decisión de ser hombres y mujeres de paz y heraldos
de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar la justicia en la tierra.
Te pedimos por las autoridades
civiles de esta región,
para que se esfuercen por satisfacer
las justas aspiraciones de sus pueblos
y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz.
Impúlsalos a trabajar
generosamente
por el bien común y a respetar
la dignidad inalienable de toda persona
y los derechos fundamentales que derivan de la
imagen y semejanza del Creador impresa en todo ser humano.
Te pedimos de modo especial
por las autoridades de esta noble tierra de Siria.
Concédeles sabiduría,
clarividencia y perseverancia;
no permitas que se desanimen en su ardua tarea de construir
la paz duradera, que anhelan todos los pueblos.
Padre celestial, en este lugar donde se produjo la conversión
del apóstol San Pablo,
te pedimos por todos los que creen
en el evangelio de Jesucristo.
Guía sus pasos en la verdad y en
el amor.
Haz que sean uno, como tú eres uno con el Hijo y el Espíritu Santo.
Que testimonien la paz que supera
todo
conocimiento y la luz que triunfa
sobre las tinieblas de la hostilidad, del pecado y de la muerte.
Señor del cielo y de la tierra,
Creador de la única familia humana,
te pedimos por los seguidores de todas las religiones.
Que busquen tu voluntad en la
oración
y en la pureza del corazón,
y te adoren y glorifiquen tu santo nombre.
Ayúdales a encontrar en ti la fuerza
para superar el miedo y la desconfianza, para que
crezca la amistad
y vivan juntos en armonía.
Padre misericordioso,
que todos los creyentes encuentren
la valentía de perdonarse unos a otros,
a fin de que se curen las heridas del pasado y no
sean un pretexto
para nuevos sufrimientos en el presente.
Concédenos que esto se realice
obre todo en Tierra Santa,
esta tierra que bendijiste
con tantos signos de tu Providencia
y donde te revelaste como Dios de amor.
A la Madre de Jesús,
la bienaventurada siempre Virgen María,
le encomendamos a los hombres
y a las mujeres que viven en la tierra
donde vivió Jesús.
Que, al seguir su ejemplo,
escuchen la palabra de Dios
y tengan respeto y compasión
por los demás, especialmente
por los que son diversos de ellos.
Que, con un solo corazón y una sola
mente,
trabajen para que todo el mundo sea
una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡ Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Amén.
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