Jesús cura a todos los que se acercan a él
Semana V del Tiempo OrdinarioMc 6,53-56 Y cuantos lo tocaban, quedaban sanos.
53. Terminada la travesía, llegaron a tierra de Genesaret, y atracaron.
54. Apenas salieron de la barca, lo conocieron,
55. y recorrieron toda esa región; y empezaron a transportar en camillas los enfermos a los lugares donde oían que Él estaba.
56. Y en todas partes adonde entraba: aldeas, ciudades, granjas, colocaban a los enfermos en las plazas, y le suplicaban que los dejasen tocar aunque no fuese más que la franja de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban sanos.
Reflexión
REFLEXION DEL SANTO EVANGELIO: Con este breve pasaje termina san Marcos
este polémico capítulo de la actividad apostólica de Jesús. Es importante notar
en él, que Jesús cura a TODOS los que se acercan a él. Y lo hace no como una
recompensa por haber escuchado el Evangelio o como pago a alguna buena acción.
Con ello nos muestra la gratuidad de Dios, su amor infinito por todos, del Dios
misericordioso que hace nacer el sol sobre buenos y malos.
Los milagros de Dios no son propiedad exclusiva que se ha de realizar en los cristianos, ni siquiera en los buenos. Son, ante todo, un signo del amor incontenible de Dios que busca que su criatura lo reconozca como la fuente del amor y de la misericordia. En Jesús son el signo de su ser enviado de Dios que ha venido a liberar a los oprimidos y dar alegría a toda la humanidad, incluso de manera inmediata.
Acerquémonos con confianza al Dios de la misericordia. Nadie que se acercó a él regresó con las manos vacías: ni paganos, ni judíos, ni justos ni pecadores, ni buenos, ni malos. El amor de Dios es para todos porque quiere que todos sean para el amor.
Los milagros de Dios no son propiedad exclusiva que se ha de realizar en los cristianos, ni siquiera en los buenos. Son, ante todo, un signo del amor incontenible de Dios que busca que su criatura lo reconozca como la fuente del amor y de la misericordia. En Jesús son el signo de su ser enviado de Dios que ha venido a liberar a los oprimidos y dar alegría a toda la humanidad, incluso de manera inmediata.
Acerquémonos con confianza al Dios de la misericordia. Nadie que se acercó a él regresó con las manos vacías: ni paganos, ni judíos, ni justos ni pecadores, ni buenos, ni malos. El amor de Dios es para todos porque quiere que todos sean para el amor.
REFLEXION DE LA PRIMERA LECTURA: Uno de los grandes problemas que ha
tenido que afrontar la Iglesia es la relación que hay entre fe y ciencia o fe y
razón. Antiguamente se pensaba que la Sagrada Escritura contenía incluso la
verdad sobre la ciencia, creencia que se mantuvo hasta hace unos pocos siglos.
Basados en la Escritura, aún los hombres de ciencia pensaban que la Tierra era el centro del universo y que el sol y la luna gravitaban alrededor de ella. Hoy sabemos que no es así y es por ello que hoy la Iglesia reconoce que la ciencia lleva su propio camino, lo mismo que la ciencia bíblica y en general la fe. Y es que la Biblia nos habla de un proyecto de creación y salvación de Dios, para lo cual ha usado las figuras y elementos que han tenido a la mano los escritores cuando han escrito sobre este proyecto de Dios.
Este pasaje en concreto no busca darnos datos precisos de cómo se realizó la creación del universo, sino simplemente hacernos conscientes de que todo es obra de Dios, que él, por los medios y tiempos que le parecieron mejores, creó y dio forma a todo cuanto existe. Es la invitación a creer en el Dios omnipotente y excelso a cuya voz todo tomó forma y figura. Fe y razón, fe y ciencia, no se oponen, ambas provienen de la sabiduría y el amor infinito de Dios.
Basados en la Escritura, aún los hombres de ciencia pensaban que la Tierra era el centro del universo y que el sol y la luna gravitaban alrededor de ella. Hoy sabemos que no es así y es por ello que hoy la Iglesia reconoce que la ciencia lleva su propio camino, lo mismo que la ciencia bíblica y en general la fe. Y es que la Biblia nos habla de un proyecto de creación y salvación de Dios, para lo cual ha usado las figuras y elementos que han tenido a la mano los escritores cuando han escrito sobre este proyecto de Dios.
Este pasaje en concreto no busca darnos datos precisos de cómo se realizó la creación del universo, sino simplemente hacernos conscientes de que todo es obra de Dios, que él, por los medios y tiempos que le parecieron mejores, creó y dio forma a todo cuanto existe. Es la invitación a creer en el Dios omnipotente y excelso a cuya voz todo tomó forma y figura. Fe y razón, fe y ciencia, no se oponen, ambas provienen de la sabiduría y el amor infinito de Dios.
Señor, qué grandes son tus obras, grandes son tus maravillas; con tu
palabra has creado y dado orden a todo cuanto existe, y en tu infinita bondad
me has dado vida, soy hechura de tus dedos. No permitas, Dios mío, que pierda
mi capacidad de asombro ante las cosas que parecen ordinarias, como el amanecer,
o la cantidad de estrellas en el firmamento, porque todo lo haces nuevo cada
mañana, así te pareció bien.
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