Con gran solemnidad y alegría celebramos esta festividad. Quisimos hacerlo como los Doce, en oración junto a Santa María. Desde la tarde del sábado, con el rezo de las vísperas y una vigilia de espera, en la que renovamos las promesas de nuestra Confirmación, comenzamos a preparar esta magna celebración.
Encomendamos especialmente a todos aquellos que con su oración y ayuda material, apoyan esta fecunda labor formativa: la de los futuros presbíteros.
Gracias a todos queridos bienhechores, que Dios les pague todos sus esfuerzos y sacrificios.
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