EL RELOJ
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Tengo que hacer miles de tic-tac para formar
un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero
hacer todos a la vez.
Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo
que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy... ¡aquí y ahora!
Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que
molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.
Tú, que eres persona, si quieres vivir
tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo
el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!
Haz el trabajo de cada día en su día. Te
convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo.
Hay un modo difícil de hacer el trabajo que
tiene que hacerse.
Si quieres encontrar el modo fácil...
¡mírame a mí! Nunca me preocupo, nunca me apresuro... ¡pero nunca me retraso!
Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!... ¡Ese es el secreto!
María:
Poco a poco va llegando el final de
curso.
¿En qué he perdido el tiempo?
Ayúdame a ser decidido en aquello que
será esencial
para el día de mañana.
Ayúdame a poner freno, y a ir más
despacio,
en aquello que no es importante para mi
vida.
Tú, María, llegaste siempre a tiempo
para cumplir la voluntad de Dios.
¿Por qué me cuesta tanto poner en hora
“el reloj de Dios”
María:
Que sepa brindar parte de mi tiempo, de
mi trabajo,
de mis horas al Señor y a los que me
rodean.
Amén.
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