En el Latín Vulgar, conversio dice relación a un cambio moral, a una vuelta o retorno a Dios y a la verdadera religión, con el cual sentido ha pasado a nuestras lenguas modernas (Por ejemplo, la "conversión" de San Pablo, de Constantino en el Grande, y de San Agustín.) En la Edad Media la palabra conversión era con frecuencia usada en el sentido de abandonar el mundo e ingresar en el estado religioso. Así San Bernardo habla de su conversión. El retorno del pecador a la vida d ella virtud es también llamado una conversión. Más comúnmente hablamos de conversión de un infiel a la verdadera religión y más aún de la conversión de un cismático o hereje a la Iglesia Católica.
Todo hombre está obligado por ley natural a buscar la religión verdadera, abrazarla cuando la ha encontrado a conformar su vida con sus principios y preceptos. Ha sido definido por el Concilio Vaticano I que el hombre con la luz natural de la razón puede llegar a cierto conocimiento de la existencia del único Dios verdadero, nuestro Creador y Señor. El mismo Concilio enseña que la fe es una gracia de Dios necesaria para salvación, que es un acto del entendimiento dirigido por la voluntad, un acto sobrenatural. El acto de Fe es entonces un acto de conocimiento por el que firmemente aceptamos como verdadero lo que Dios ha revelado no porque percibamos su intrínseca verdad con la luz natural de la razón, sino porque Dios quien no se engaña ni nos engaña, lo ha revelado. Es en sí un acto de conocimiento, pero requiere el influjo de la voluntad que mueve al entendimiento a asentir. Para todos las verdades de la revelación al ser misterios, poseen un grado muy alto de oscuridad. Pero no es un acto ciego puesto que Dios ha hablado no es meramente posible sino cierto.
Desde entonces la fe es necesaria para salvarse, lo que logramos cumpliendo con la obligación de abrazar la verdadera fe y perseverando en ella, Dios por su Hijo encarnado ha instituido la Iglesia y la ha adornado con claras señales de tal modo que pueda ser reconocida por todos los hombres como guardiana y maestra de la verdad revelada. Estas señales o notas de credibilidad sólo se dan en la Iglesia Católica. La misma Iglesia por su admirable propagación, sublime santidad e inagotable fecundidad, por su unidad Católica e invencible estabilidad es un gran, perpetuo e irrefutable testimonio de su Divina misión (ver Conc. Vatic., De Fide, cap. 3)
Un claro ejemplo de la conversión veamos este video.
Estamos convencidos que la conversion es ante todo fruto del don de Dios y la miseria correspondencia del hombre, pero ante todo, no dejen de contarnos cosas del menor.
ResponderEliminarMuchas gracias, lo tomaremos en cuenta, también nos puede seguir en: http://www.facebook.com/#!/profile.php?id=100002859077430
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