Hola amigas y amigos: compartimos con ustedes un cuento. es muy bueno y nos ayuda a todos a mostrar siempre nuestro verdadero rostro ante los demás, y sólo así, seremos sensibles ante las alegrías, sufrimientos, penas y todos los otros sentimientos de las personas.

Pero una noche, mientras dormía, un ladrón le robó sus siete
máscaras. Al despertar, cuando se dio cuenta del robo, se puso a desgañitarse
gritando: <<¡ Al ladrón, al ladrón!>>. Después se puso a recorrer
todas las calles del pueblo en busca de sus máscaras.
Las personas lo veían gesticular, jurar, y amenazar a la
tierra entera con las mayores desgracias si no llegaba a recuperar sus
máscaras. Se pasó la jornada entera buscando al ladrón, pero en vano.
Desesperado e inconsolable, se derrumbó, llorando como un
niño. Todos intentaban reconfortarlo, pero nada podía consolarlo.
Una mujer que pasaba por allí se detuvo y le preguntó:
-
¿Qué te pasa, amigo? ¿Por qué lloras así? Él
levantó la cabeza y respondió con voz ahogada:
-
Me han robado mis máscaras, y así, con el rostro
descubierto, me siento muy vulnerable.
-
Consuélate –le dijo ella-, mírame a mí, que
desde que nací siempre he mostrado mi rostro.
Él la miró durante un largo rato y vio que era muy bella.
La mujer se inclinó, le sonrió y enjugó sus lágrimas.
Por primera vez en su vida, el hombre sintió en su rostro la
dulzura de una caricia.
¡¡¡ DIOS BENDIGA A TODAS Y TODOS !!!
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