Dios nos ha bendecido con más vocaciones.
Han terminado las
convivencias, pero no ha terminado la ilusión, la alegría y el buen ánimo de seguir
trabajando para formar a los futuros sacerdotes de nuestra Diócesis. Nos
encomendamos a sus oraciones para que seminaristas y formadores presentemos un
trabajo bien acabado al dueño de la mies.
Los nuevos candidatos, que son más de cuarenta, han realizado
sus evaluaciones y entrevistas, damos gracias a Dios porque casi todos muestran
indicios de vocación sacerdotal, y tienen el buen ánimo de entregar su vida a
Dios.
¡Que Dios bendiga a
estas almas que se entregan con amor!